Cada vez que conozco a un agente novel en esta carrera y pregunto cómo es que decidieron iniciar, las historias suelen ser muy similares: algunos comienzan porque alguien a quien conocen tuvo un cambio radical en su vida y estatus socioeconómico y después de preguntar cómo lo hicieron, los invitaron a conocer la carrera de seguros; otros, después de pasar por dificultades laborales llegaron como “una opción temporal”; otros muy pocos llegan como parte de una segunda o tercera generación de familiares en seguros. Honestamente, conozco muy pocas, por no decir ninguna, personas que hayan decidido iniciar la carrera de seguros con la plena convicción y la pura visión de ser agente de seguros.
Hasta hace no muchos años, ser agente de seguros era ser visto con cierto estigma: “pobre, no encontró nada más”, “ya tocó fondo, entró a los seguros”, “No tiene trabajo, sólo vende seguros”. Frases y comentarios de ese tipo son escuchados frecuentemente por los amigos, la familia y círculos cercanos. Afortunadamente el perfil del agente de seguros es de mucha resistencia.
Hoy en día, en donde la tecnología y una experiencia mundial dejaron a la vista el valor e importancia de un agente de seguros, creo que este estigma cede cada vez más. El poder comunicar con mayor facilidad el crecimiento, ayuda y logros obtenidos a través de un agente de seguros, ha hecho que la visión de esta carrera sea vista con nuevos ojos.
Sin embargo, todavía hay un estigma que se sigue cargando. Ese, que no depende de los ojos externos, sino de la visión y ojos internos. Sí, ese mismo, que al final, lleva a un agente a lograr un legado permeable a nuevas generaciones y a otros a meramente subsistir.
Estoy hablando de la visión de carrera. Si consideramos que pocos entramos a esta carrera por la pura convicción de iniciar el que sería el último trabajo de nuestra vida, no es de sorprenderse que pocos logren precisamente ese objetivo.
En mis sesiones con asesores, constantemente hago la pregunta: ¿qué visualizas de este negocio? Y no precisamente sólo para enfocar alguna meta, sino también para conocer desde qué perfil está enfocando esta carrera: ser un independiente, ser un emprendedor o llegar a ser empresario.
Uno podría pensar que, para llegar a ser empresario, primero hay que comenzar por ser independiente y emprendedor, y estoy de acuerdo, pero un independiente no necesariamente llega a ser empresario. Ahí la diferencia.
“Hijo, tú que tienes tiempo libre, por favor ve por las medicinas”, “Amor, tú que no tienes horario, hazte cargo del niño”, “Ya que soy mi propio jefe, hoy me tomaré el día”, “Tú que no trabajas, encárgate de aquello”, y así una larga lista de ejemplos. ¿Cuántas veces has escuchado esto? Y lo más peligroso de todo es que, profunda e inconscientemente, ¡lo afirmamos! Sí, cada vez que cedemos, afirmamos que “tengo tiempo libre, no tengo horario, no tengo a quién reportarle, mi trabajo no es trabajo”. Ojo, no tiene nada de malo responder a emergencias, es una de las caras buenas de la flexibilidad, pero debe ser tomada con responsabilidad.
Si como agentes, no aprendemos a delimitar la visión de nuestra carrera, difícilmente alguien más lo hará por nosotros. Si estuvieras en un “trabajo regular” con un horario y un jefe inmediato superior, seguramente podrías cubrir esas emergencias, bajo permisos y con reducciones a tu sueldo u horas extra sin pago. La ventaja de nuestra carrera es que tenemos el poder de decidir.
Hoy, quiero compartir contigo, estimado lector, algunas recomendaciones para poder potenciar tu visión de carrera. No tiene nada de malo comenzar como independiente, pero quiero que te preguntes el día de hoy ¿llegaste a esta carrera, sólo para llegar a donde estás? ¿Hasta dónde quieres ver crecer tu negocio?
Si tu respuesta es que quieres llegar a formar una gran empresa, que te permita gozar de los lujos que te permite darte, sin necesidad de estar desfalleciendo cada cierre de mes, entonces sigue las siguientes recomendaciones.
- Construye tu Plan de Negocio. Un plan de negocio va desde la filosofía que quieres para tu marca y tus colaboradores hasta las proyecciones financieras y crecimiento a lo que quieres alcanzar. Si visualizas un negocio especializado o multirramo, si será local o nacional, si tendrás sucursales o sólo una central. La imagen, estrategias y objetivos mercadológicos, por mencionar algunas áreas. Forma la estructura de tu negocio. Es muy importante que comiences a aterrizar y poner por escrito el destino y mapa de lo que quieres alcanzar, a tres, cinco y 10 años por lo menos.
- Establece horarios, metas y objetivos. Haz de esta carrera un “Trabajo normal” y transmítelo así a tus familiares. Respeta tu tiempo, y hazlo valer. Quien no tiene un plan de trabajo, siempre estará ocupado. Ocupado con pendientes personales, familiares, que poco aportan a su crecimiento profesional. No importa si son cuatro u 10 horas al día, pero respeta y honra ese tiempo. Conviértete en el jefe directo de tu tiempo.
- Rodéate de personas que sumen. El mejor empleado es aquel que se compromete, y el compromiso sólo llega a través del respeto. Busca a los mejores elementos para ayudarte a crecer, delega sabiamente, enseña con diligencia y paga con honradez. Busca el crecimiento de tu equipo de trabajo, invierte en él, en sus capacidades y actualizaciones. No temas invertir para otros, aquel que se sabe respetado y valorado difícilmente busca otra opción. Sé la mejor opción para tu equipo de trabajo.
- Invierte en tu negocio. Invierte en sistemas, actualizaciones, herramientas y tecnología. Mantente actualizado. El mercado cambia a gran velocidad, no te quedes atrás sólo porque “así se ha hecho siempre”. Rodéate de personas similares a ti, participa en eventos, asociaciones y foros donde puedas conocer avances y actualizaciones.
Acepta el cambio, y mantente preparado a la curva de aprendizaje.
- Revisa y ajusta. Realiza periódicamente la revisión de tus avances. Ten siempre a tu lado a expertos y mentores que puedan asesorarte a tomar las mejores decisiones para tu negocio en cada área: legal, financiera, mercadológica y estratégica.
- Goza y comparte. Disfruta tus triunfos, y compártelo con aquellas personas que fueron parte de ello: desde tu equipo de trabajo, hasta tu familia. Demuestra que todo enfoque tiene un gran resultado.
Fuente: LinkedIn por Claudia Mejia